Desde el 1 de septiembre el impuesto
de valor añadido también se ve reflejado, en las clínicas veterinarias. Los usuarios de
estos centros sanitarios han visto que
la factura se incrementa al acudir a la consulta, concretamente, un 13 por
ciento, ya que este servicio tributaba al 8 por ciento, ahora lo hace al 21 por
ciento.
Pero
los veterinarios no solo ponen el foco del problema en la cuestión económica
sino que dicen que es muy probable que se reduzcan las visitas al veterinario,
lo que dificultará el control sanitario de los animales de compañía, algo que
puede acarrear consecuencias graves.
Una de las realidades más evidentes que se
puede derivar de una subida de la factura veterinaria es que se realicen menos
visitas a la clínica, no ya por problemas de salud puntuales que pueda sufrir
el animal, sino que se prevé que haya usuarios que puedan obviar el calendario
de vacunas obligatorio, lo que puede provocar que aparezcan y proliferen
algunas enfermedades que afectan a los animales, pero también a los seres
humanos. “No hay que olvidar que enfermedades animales como la leishmania,
hidatidosis, fiebre exantemática, rickettsiosis, psitacosis y por supuesto la
rabia, son transmisibles al ser humano”
Fuente: ideal.es
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